ESTE ES UN LIBRO QUE ESCRIBÍ HACE TIEMPO, TODAVÍA LE FALTAN ALGUNOS RETOQUES, PERO OS LE DEJO AQUÍ A VER QUE OS PARECE..

lunes, 17 de mayo de 2010

CAPITULO 3 :UNA NOTICIA INESPERADA (parte II)


Estuvieron dando un paseo por la casa a ver si encontraban algo, estuvieron en la cocina y allí unos policías estaban interrogando a Julio.

- ¿Qué estaba haciendo usted, hoy, a las seis y media de la mañana?- Preguntó uno de los policías.

- Creo que por esas horas ya me había levantado y estaba sacando de paseo a los perros. – Contestó Julio muy nervioso.

El otro policía iba apuntando lo que decían, aunque parecía que no se creía la mitad de las palabras que decía Julio. La verdad es que su coartada nadie la podía verificar y además parecía un poco absurda, pero ¿por qué no podría estar sacando a los peligrosos perros que protegían la mansión a las seis y media de la mañana?

Pasaron al despacho de Márquez, aquello era enorme, casi tan grande como el gran salón, las paredes estaban llenas de altas estanterías llenas de libros de todos los tamaños y colores. En la pared central se encontraba colgado una enorme cabeza de ciervo, tan real que parecía que aquel animal estaba vivo. Junto a él se podía ver un retrato del señor Márquez vestido con un elegante traje de negocios. En el centro había una mesa de madera noble muy grande con un cómodo sillón negro colocado al otro lado de la mesa. Encima de ella había una multitud de papeles de ningún modo ordenados repartidos por toda la mesa, a la vez que unas libretas, plumas, y una sofisticada lámpara.

El suelo era de mármol, tan brillante que casi te podías ver reflejado en él. En el mismo suelo, a la entrada se encontraba una alfombra árabe de mucho estilo que ocupaba gran parte de la sala.

Allí no había nadie solo ellos dos.

Subieron al segundo piso, a al habitación de Olivia a ver si se encontraba mejor y podía responder a sus preguntas. Aquella habitación era grande, con un gran ventanal al fondo que daba a un balcón. En la gran cama estaba Olivia tumbada, parecía inconsciente, junto a ella estaba Sheila y el medico que la estaba tomando la tensión.

- Pasad, pasad.-les dijo Sheila para que entraran.

-¿Cómo se encuentra, doctor?- Preguntó Juan interesado.

- La verdad es que no muy bien, tiene la tensión por los suelos y no ha salido del shock completamente.

- Me temo que no podremos hacerle las preguntas hasta mañana.- comentó Sheila mirando a Juan como si tuviera ella al culpa.

- Esta bien, no te preocupes, mañana vendremos y le haremos las preguntas. -dijo amablemente Juan.

Ya eran las dos y media y como no había nada más que hacer allí Amanda se despidió hasta mañana.

- Bueno, me tengo que ir.- anunció.- ¿A que hora vengo mañana?- sonrió Amanda.

- A las ocho y cuarto te recojo y te llevo en coche. Pero antes de que te vayas, os presentaré, ya que seguramente os veáis mucho por aquí. - dijo Juan con una amplia sonrisa. – Sheila, esta es Amanda una vieja amiga que me ayuda a resolver los casos.

- Encantada- dijeron las dos a coro. Y se dieron dos besos.

Salió de la casa y pidió un taxi, para llegar a tiempo a su comida familiar. El taxi tardó mucho en llegar, pero todavía faltaba cuarto de hora para que llegaran sus padres y su hermana a la taberna.

El taxi paró enfrente de la puerta a las tres en punto. Le pagó los 4 € al amable conductor y entró en la taberna. Sus padres ya estaban dentro, en la mesa de siempre.

Entró, se sentó y saludo a la familia.

- Hola, ¿he llegado a tiempo?

- Claro hija, siéntate, oye cuéntanos que ha pasado con el asesinato del señor Márquez. – dijo su padre interesado.

Amanda se lo contó todo, también les dijo que mañana no podría ir a clase, por que había quedado con Juan para hacerle las preguntas a Olivia.

A sus padres no les sentó demasiado bien la noticia, no les gustaba que faltara clase, pero entendían sus deseos de ayudar a Juan con la investigación, además, aquella no era época de exámenes y Yanhira le podía coger los apuntes.

Comieron tranquilamente en la taberna, tomaron el postre y unos cafés y se fueron a casa. Cuando llegaron, a Amanda le faltó tiempo para ir a teléfono y llamar a Leo.

-¿Si, quién es? – Preguntó una voz, que a Amanda no le resultaba familiar.

- Pregunto por Leo Casademun, soy Amanda. – Dijo extrañada.

- Un momento por favor. – dijo aquel hombre.

Amanda espero impaciente hasta escuchar la voz de Leo.

- Hola princesa, me alegro de que me llames.

Desde que estaban juntos Leo siempre la llamaba princesa al igual que Amanda le llamaba cielo, en fin, cosas de enamorados…

-Buenas tardes cielo, oye, ¿has leído el periódico de hoy? –Preguntó Amanda.

- Pues si, ¿por qué lo preguntas?

- Lo digo por el asesinato de Márquez, es que… por si no te lo he dicho antes yo siempre que ha pasado algo en la ciudad, como un robo o una cosa parecida me meto en” el ajo”, y ayudo a Juan, el comisario, a resolverlos. Entonces esta mañana he estado con el en la casa del señor Márquez y…

- ¿Cómo? ¿Qué has estado esta mañana en su casa? – Preguntó Leo alucinando.

- Sí, ¿Qué pasa? Yo siempre he estado ayudando a Juan en estos casos.- Explicó.

- Pero Amanda, esto no es un robo, ni un acto vandálico, es algo mucho más serio, es un asesinato ¡no te das cuenta de que es muy peligroso! – Dijo nervioso Leo.

- Lo sé cielo, pero tú tranquilo, estaré con Juan y no va a pasarme nada, además indagar estos casos, aunque sea distinto, es lo que siempre me ha gustado hacer, soy así de metomentodo, ¿qué le voy ha hacer?- Explicó Amanda.- Y mañana he quedado con Juan para ir ha hacerle unas preguntas a Olivia.

- A mi esto no me gusta nada Amanda te lo digo en serio es mejor que no te metas en estos líos.

- Lo siento Leo pero voy ha hacerlo te guste o no, debes comprender que hacer esto me gusta y no puedes cambiarlo. – aclaró Amanda esperando la reacción de su novio.

Entonces Leo rectificó. – Bueno, tu verás lo que haces yo ya te he dicho lo que pienso.

- Está bien, ahora te tengo que dejar, han llamado a la puerta y será Yanhira, te quiero cielo, mañana nos vemos. – Se despidió Amanda.

- Hasta mañana.

En esos momentos entró Yanhira por la puerta de su habitación. Aquel día llevaba recogida su melena rubia con una coleta en lo alto de su cabeza, llevaba puesta la gorra de color azul que Amanda le había regalado el verano pasado por su cumpleaños a conjunto con una camiseta del mismo color q no la llegaba al ombligo con unos pantalones piratas vaqueros y sus sandalias favoritas.

- Buenas guapa, ¿qué tal tu investigación de toda una Sherlock Holmes?- preguntó Yanhira con un tono guasón. Mientras se echaba a reír y se sentaba a su lado, encima de la cama.

- No te rías, porque esto es muy serio, bueno eso díselo a Leo, porque no veas como se ha puesto cuando le he contado que iba a ayudar a Juan con la investigación, vamos solo le ha faltado prohibírmelo. –Le contó Amanda resignada.

- ¿En serio? Pues no entiendo porque, no es para tanto digo yo.- comentó Yanhira sorprendida.

- Pues eso mismo le he dicho yo, la verdad es que no entiendo como se ha puesto así conmigo, joe que no me voy a la guerra.- soltó Amanda molesta sin entender por que Leo se puso de aquella manera.

Las chicas se pasaron toda la tarde en la habitación. Amanda le contó a Yanhira lo que había pasado esta mañana en la casa de Márquez, que mañana no iría a clase y que le cogiera los apuntes que dieran aquella mañana en clase.

A las nueve y cuarto, Yanhira se marchó a su casa Y Amanda se puso a cenar con su familia mientras veían una película que echaban en la tele.

Amanda se fue pronto a la cama porque estaba cansada, aunque no pudo dormir pensando en la extraña reacción que tubo Leo cuando le contó lo que iba ha hacer respecto a la investigación del asesinato. Leo era un chico tranquilo, pocas veces se alteraba y menos por una cosa así. Al final Amanda opto por no darle más vueltas.

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