ESTE ES UN LIBRO QUE ESCRIBÍ HACE TIEMPO, TODAVÍA LE FALTAN ALGUNOS RETOQUES, PERO OS LE DEJO AQUÍ A VER QUE OS PARECE..

domingo, 9 de mayo de 2010

CAPITULO 1: UN DÍA ESPECIAL (parte I)


Amanda, es hora de levantarse, o sino, llegarás tarde a clase. - Dijo Estela, su madre, mientras entraba en su cuarto y levantaba las persianas, para dejar entrar la clara luz de la mañana que había aquel día de verano en la ciudad.

Amanda no podía abrir sus verdes ojos aquel lunes, estaba muy cansada. Porque la noche anterior había estado haciendo de las suyas con su mejor amiga, Yanhira.

- Esta bien, mama, pero no hace falta que me vengas a despertar todos los días, que para eso ya esta el despertador.- dijo Amanda resignada. – Además, ya soy lo suficientemente mayor como para despertarme yo sola, ¿no te parece?- Aclaró Amanda.

- Vale, me parece bien hija, pero es que si no vengo yo a llamarte me temo que te quedarás dormida. – Le dijo su madre.

- Ya verás como no, mama, confía en mi.- decía Amanda mientras iba de camino a la ducha.

Esta mañana Amanda se había levantado radiante, hasta cantaba en la ducha, se sentía feliz y con ganas de empezar este lunes con fuerza. Aunque a Amanda no le gustan demasiado los lunes, este día era diferente, sentía que algo especial le iba a ocurrir.

Amanda se vistió, desayunó y cogió los libros de la universidad que iba a utilizar hoy.

- ¡Chao mama, ya me voy a clase, luego nos vemos! – gritó Amanda a su madre mientas salía por la puerta.

- Adiós hija, que te valla bien en clase, cuídate. – se despidió Estela mientras levantaba a Carol, la hermana de Amanda.

Aquella era una mañana radiante. Había mucha gente por la calle, que iba y que venia tranquilamente, parecía que nadie tenia prisa.

Entonces Amanda miró el reloj y se dio que cuenta de que si no se daba prisa iba a llegar tarde a clase. Caminó deprisa hacia la universidad de derecho y al girar la esquina, se chocó contra un chico y todos los libros se le cayeron.

- Lo siento mucho, iba distraído y no te he visto, deja que te ayude. – le dijo el chico amablemente, ayudándola a recoger los libros del suelo.

- No pasa nada, yo también iba distraída, es que a veces voy como loca y se me olvida que hay más gente por la calle.- dijo Amanda sonriendo.

Amanda no sabia que decir, nunca había visto un chico tan guapo. Sus ojos fueron lo que mas le llamaron la atención, parecía como si le hablases desde aquel silencio que se acaba de formar. Leo rompió el hielo y soltó:

- ¿Y dónde va una chica tan guapa con tanta prisa, si se puede saber?

- eh… a clase aunque ya creo que no llego…- respondió Amanda mientras notaba que su cara se ponía roja como un tomate.

- Bien… además de guapa, lista… - sonrió

- Bueno, que vaya a clase no significa que sea lista, que bueno tampoco quiero decir q no lo sea… que lo soy, y bueno guapa… en fin quiero decir… gracias. – soltó Amanda haciéndose un lío, e intento concentrarse en decir algo coherente. Todavía no sabía cual era el nombre de aquel chico tan misterioso. - ¿cómo te llamas?, nunca te había visto.

-Me llamo Leo. –Contestó.- La verdad es que no creo que me hayas visto nunca, porque no soy de aquí, vengo de Madrid.

-¿Y qué te trae por aquí, Leo?- preguntó Amanda.

-He venido a visitar a mis tíos, estaré aquí una temporada.- Explicó Leo - ¿Y tú, cómo te llamas?

-Me llamo Amanda.- contestó. – Yo vivo aquí, a unas pocas manzanas.

El la miraba a los ojos con seguridad, con una extraña mirada de alegría, como si acabara de descubrir el sol por primera vez… hacía tiempo que nadie la miraba de ese modo. En ese instante parecía que todo su mundo giraba entorno a el, como si nada más existiera.

- Me alegro mucho de haberte conocido, porque de aquí no conozco a nadie, ni la ciudad ni nada y mis tíos nunca pueden acompañarme a visitar la ciudad, siempre están muy ocupados.

- Yo también me alegro mucho de conocerte, cuando quieras quedamos, damos un paseo y te enseño la ciudad.- le dijo Amanda con esperanzas de que ese día llegará y le volviera a ver.

- ¡Me parece estupendo!- dijo con entusiasmo Leo. – ¿te parece bien que quedemos mañana por la tarde? – Preguntó.

Amanda se quedo atontada, no podía creerlo, se moría de ganas de quedar con el, pero todo había sido tan rápido que no sabía que responder y finalmente dijo lo que su corazón le decía:

- Está bien, nos vemos aquí mañana a las 6, ¿te parece buena hora?

- Perfecto, aquí estaré, esperándote…

Se dieron dos besos y se despidieron hasta el día siguiente.

Amanda miró el reloj y se dio cuenta de que ya no llegaba a primera hora, así que iría a segunda. Tenía que contarle todo lo que le había pasado, a Yanhira.

Entonces se sentó en un banco a esperar a que llegara la hora de la segunda clase.“¿Qué he hecho? Acabo de quedar mañana con un chico al que ni si quiera conozco, no se nada de él pero…”

Después se dio cuenta de que eso, daba igual que lo que realmente importaba era que le gustaba, que mientras hablaba con él sentía un nudo en el estómago que casi no le dejaba hablar. Ella sabía que todo esto, parecía un cuento de hadas, pero había una sensación en ella que le hacía pensar que no había sido una casualidad que ellos dos se encontraran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario